Elena Lodos Naturópata
Durante una época de mi vida viví al ritmo frenético de los ingenieros de la construcción, rodeada de hombres obreros ante los que tenía que probar constantemente mi conocimiento y mi valía.
Fue agotador, y a pesar de vivir en un sitio idílico, donde todo lo demás era maravilloso (Isla Reunión) y me rodeaba gente maravillosa, mi cuerpo entró en burnout.
Dejé ese trabajo y me hice naturópata, queriendo comprender qué me había sucedido y evitar que me pasara de nuevo.
Empecé a dedicarme a otras mujeres que hubieran pasado por la misma situación que yo.
Todo cambió de manera increíble después de un síndrome premenstrual impresionante que me asustó muchísimo.
Era madre de 2 pequeños, dormía poco y mal, y mi cuerpo volvió a petar.
Fue entonces cuando llegué al mundo de la ciclicidad femenina, que fue para mí la pieza del puzzle que me faltaba para comprenderme y cuidarme como necesitaba.
Cuando conseguí integrar esa ciclicidad en mi vida y en todas las áreas (maternidad, emprendimiento, pareja, familia, ocio) acuñé el término ?inteligencia cíclica.